15.12.14

“No Land's Song” 2014, (“El país sin canción”), Ayat Najafi .

Escrito por Yasmin Sadeghi

Ponte en situación un momento. Olvida quién eres y dónde estás y créete que eres una mujer de cualquier edad en el Irán actual. Ya sabrás que es más larga la lista de cosas que NO se te permiten  hacer que la lista  de tus derechos, pero hay una “ley” que quizá te sorprenda tanto como a mí: NO PUEDES CANTAR SOLA  PARA UN PÚBLICO DE AMBOS SEXOS, NI SUBIRTE A UN ESCENARIO SIN QUE HAYA UN HOMBRE EN ÉL.

Sin embargo, cabe destacar que esto no siempre ha sido así. Antes de la revolución de 1979, las mujeres podían dedicarse a la música... ¡e incluso hablar de alcohol y sexo en sus canciones rodeada de bailarines masculinos!

Sobre esta injusta y absurda ley trata el documental “NO LAND’S SONG” (Algo así como "El país sin canción" en castellano) dirigido por Ayat Najafi y presentado en la pasada edición del  52º Festival Internacional deCine de Gijón,  donde recibió el galardón al Mejor Documental PREMIO DOCUFICX   “Por mostrar el coraje de la mujer iraní para que se pueda escuchar su voz a través de una historia valiente y actual.”

La protagonista, Sara Najafi, es una joven compositora que lucha por derruir esta barrera organizando un concierto de cantantes femeninas en Teherán. Desgraciadamente, no le dejan de llover obstáculos y  problemas. Sara pronto se ve envuelta en una espiral de rechazo y prohibiciones donde nadie pretende explicarle nada. De hecho, en una de las escenas se oye (ya que no permiten grabar) como la secretaria del “Departamento De Música y Arte” le dice honestamente: “No te van  decir por qué no, pero es no. ¿Desde cuándo en este país se habla claro? ¿Desde cuándo se explican los motivos?”
Pero Sara representa la fuerza, las ganas y la lucha de toda una generación y sus expectativas van más allá. Aparte de las cantantes iraníes, busca el apoyo fuera del país, y se pone en contacto con un grupo de músicos franceses que pretenden viajar a Teherán para el concierto.

Elise Caron, Jeanne Cherhal y Emel Mathlouthi, son las tres parisinas que junto a su grupo de músicos, representan a la perfección lo que supone viajar a un país en las circunstancias de Irán.  Miedo, inseguridad y un montón de preguntas. No acaban de entender nunca las restricciones que tienen las mujeres para hacer algo tan básico en la vida de un músico como es subir a un escenario. Por eso, es fácil para el espectador ponerse en la piel de los europeos, siendo la  frustración de todos ellos  más que contagiosa. En cambio, es cuanto menos inspirador escuchar las palabras del director Ayat Najafi cuando dice que “no he sentido miedo. Tanto mi hermana como yo hemos nacido y crecido en Irán, y sabíamos a que nos enfrentábamos”. Es también una valentía y  energía que traspasa la pantalla, y logra emocionar al público al  saber captar con la cámara esa lucha, verdad y entrega.

Foto: filmfestivals.com
En una entrevista concedida en el  pasado Festival Internacional de Cine deMontecarlo, Ayad Najafi hace hincapié en lo difícil que fue conseguir la financiación y lo afortunados que fueron. Tardaron tres años en reunir el dinero, y cuatro en sacar el documental a la luz. Gran  parte de la culpa de este retraso fue el trabajo del Departamento de Censura del Régimen. Aunque parezca una broma, les hacen recortar canciones, modifican letras y por supuesto, obligan a que haya hombres suplantando a las mujeres en las partes centrales de las canciones, relegando a éstas a la posición de coristas. Sin embargo, no es esto lo que Sara quiere. No ha contactado con una de las cantantes más importantes de Irán (Maryam Tajhdeh) ni ha conseguido -después de darlo casi por imposible- que los franceses fueran aceptados en su país. Sus preciosos  temas han sido pensados para la voz femenina y crean una fusión mágica con las canciones y voces de sus amigos parisinos. La música es, por supuesto, un personaje más que importante durante todo el filme. No en vano eran las preocupaciones del director por “encontrar un balance entre la música  y la política, de sacar lo mejor de todas las historias y los detalles que tenemos recopilados”.

No Land’s Song” es una preciosa historia de resistencia que usa  una de las armas más poderosas de todas: la música. No deja de ser al mismo tiempo, un homenaje a la música iraní e internacional. Muestra como salen cosas preciosas de la fusión, ayuda y cooperación entre pueblos. Cómo hay cosas por las que luchar que son más importantes y poderosas que el país del que procedamos.

Como bien reivindica este aclamado documental ganador en varios festivales internacionales, las mujeres no pertenecen a la fila secundaria del coro. Cada una de sus voces ha de ser escuchada. De forma individual.


Enlace a entrevista al director y su hermana, la protagonista del filme, en el festival pasado  de Montreal.

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